José L. González nació en Montevideo, Uruguay. Desde su adolescencia, atendió un seminario menor católico y se involucró en obras sociales, iniciando la renovación de un Barrio Miseria, que resultó en la construcción de 99 viviendas. Posteriormente fue un militante estudiantil y político, militancia que lo llevó a emigrar a los Estados Unidos a los 19 años de edad. Vivió también en Inglaterra, Francia y México. Participó en el movimiento contracultural de los 60, alternando entre comunas hippies y activismo artístico o político, luchando por los derechos civiles y laborales de los inmigrantes hispanos o apoyando ocasionalmente algunos militantes latinoamericanos de izquierda hasta fines de los 70.

El evento más transformador de su vida fue su encuentro con Cristo en 1979, a la edad de 33 años. Tanto él como su esposa Diana experimentaron una conversión radical y Dios les proveyó una formación altamente interdenominacional como anticipo de lo que sería su ministerio años después. Ambos recibieron enseñanzas en la Iglesia Holandesa Reformada, en grupos carismáticos católicos, en las Asambleas de Dios, y se bautizaron en la Iglesia Nazarena. Durante sus últimos 35 años han sido miembros de tres iglesias: una Neopentecostal, otra de las Asambleas y, durante los últimos 20 años, de una iglesia interdenominacional de corte reformado, donde José sirve como anciano gobernante.

En Virginia, José fue guardia en una prisión. Allí él y su esposa establecieron su familia, y decidieron educar a sus hijos en una escuela cristiana pionera de la educación, en la cual laboraron durante quince años, ella como profesora y él como miembro gestor y guía del directorio.

En el año 1985, José obtuvo una maestría en Estudios Gubernamentales en la Universidad Regent de Virginia, convirtiéndose en el primer egresado latinoamericano de esa universidad cristiana. Posteriormente dictó cursos sobre Cultura Política Latinoamericana y Relaciones Anglohispanas a estudiantes de maestría, y ha servido de mentor a casi cien líderes cristianos latinoamericanos de alta promesa que han cursado estudios de posgrado en dicha universidad. En 1986 fundó Semilla, una fundación sin fines de lucro cuya visión es la transformación de la cultura latinoamericana por la Palabra de Dios. Su misión ha sido enseñar la cosmovisión y los principios bíblicos, promover la capacitación profesional de líderes en universidades cristianas y fomentar alianzas internacionales de liderazgo que aceleren la eficacia del mensaje transformador, para lo cual ha realizado más de 150 visitas a los veinte países de habla hispana, más Brasil, Haití y algunos de Europa, donde ha dictado más de 2 mil charlas, conferencias o sermones. Al mismo tiempo, ha servido de asesor y asistente a varios líderes clave y a muchos otros, participando en varias redes cristianas de liderazgo, en relaciones de mutuo aliento y edificación.